Kalinga
se limitó a abrir la boca, pero si grande fue su asombro no fue
menor el de Robert, ante una faceta de su amada que él no conocía.
–Nadia
Virkem, mi actual compañera y secretaria personal en el CCII del
cual soy el director general. Si la paz a punta de pistola es cosa de
Robert, la que se crea a punta de información, o de mentiras
necesarias es cosa mía.
Las
tres bocas estaban tan abiertas por la sorpresa que parecían
distendidas. El CCII (Centro de Control de Información e
Inteligencia) era el último instrumento, creado en el año 2070 por
el gobierno de la Unión, para el control de los estados.
Oficialmente era un centro de información y coordinación militar,
pero en tan solo diez años y protegidos por las leyes de anonimato
los directivos del CCII y el gobierno de la Unión habían hecho de
este centro el mando, no solo de la inteligencia militar, sino de la
política exterior y económica. Con la seguridad para los “gurus”
que emitían las “recomendaciones” (en realidad órdenes de
obligado cumplimiento, en especial para aquellos territorios con
problemas, fueran económicos o de orden publico) de no ser conocidos
y poder pasearse sin temor a las represalias de las masas.
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